~~
Tal vez, esto que estoy a punto de confesarles, les resulte un tanto shockeante, pero necesito sacármelo del pecho de una u otra forma, o, eventualmente, va a terminar asfixiándome.
Sinceramente, creí que nunca más iba a volver a actualizar este blog y, de una u otra forma, me sentí aliviada; usualmente no tiendo a tener esa sensación en lo que respecta a las cosas que publico, pero éste es un caso particular, ya que esta página, éste pedazo de mi alma, siempre retrató lo peor de mi persona. Creí que había conseguido derrotar y erradicar a mis peores demonios… Pero, una vez más, canté “victoria” demasiado pronto. Volví y, aunque parezca mentira, para escupir palabras que a más de uno podrían molestarle.
La verdadera razón de mi retorno es que me siento sola, en todos y cada uno de los aspectos de mi vida, en todos excepto en el plano romántico, ya que estoy acostumbrada a lidiar con la falta de una pareja y soy un ser de naturaleza egoísta, incapaz de demostrar más afecto del “necesario” a la persona que se encuentre a mi lado.
¿A qué me refiero con “soledad”?
Bueno, podríamos empezar por el lado de mis relaciones sociales más allá de mis círculos más íntimos: todas y cada una de las personas que conozco en el día a día de mi vida, termina, a la larga o a la corta, sintiendo una leve aversión hacia mí; los alarma un poco (y algunas veces hasta los irrita) que yo tenga en cierto modo una personalidad “muy infantil” y ninguno de ellos puede acoplarse a mi ritmo vertiginoso.
En lo que respecta a las relaciones familiares, cada día me siento menos comprendida, lo que llega a generar enormes silencios entre quienes coexisten conmigo bajo el mismo techo y yo, enormes silencios en los que me pierdo en mis propios pensamientos y vuelo hasta llegar a la nada misma.
Tal vez, lo que más me preocupe de todo, sea el hecho de no verme cómoda ni siquiera en mi grupo de amigos. En este último tiempo (semanas nada más), estando rodeada de esas personas que han sabido arrancarme tantas sonrisas y tantas carcajadas, me sentí totalmente al margen de sus vidas, como si ya no me necesitaran, como si buscarme fuera una última alternativa y no la primera… Bueno, tal vez sea mi imaginación, pero no encajo ni siquiera en las vidas de las personas que más marcaron la mía, o al menos eso es lo que mi ser percibe, inclusive al estar a solas con alguno de ellos.
¿Qué es lo más triste de todo esto? El hecho de que no desee hacer nada para cambiarlo, porque verdaderamente no quiero que alguien me acompañe por lástima o como último recurso, o simplemente porque sea una convención social pasar el tiempo al lado de una persona que está a punto de tocar fondo por millonésima vez; también es triste y muy preocupante el retorno de esos estúpidos pensamientos autodestructivos que me acompañaron durante tanto tiempo de mi vida (hacía dos años que ni siquiera se asomaban a mi cotidianidad y creí que nunca más iban a hacerlo pero, una vez más, me equivoqué). En estos días que transité mi nunca rutinaria existencia, encontrándome en este estado, me di cuenta que prefiero quedarme sentada en mi cama y escribir, mientras la música retumba entre cuatro paredes, antes que salir a enfrentar al mundo.
~~